Porqué no nos detenemos a escuchar?

Érase una vez, un chico llamado Danilo. Él solía ponerse triste el día de su cumpleaños. Decía que el “frio” era el regalo predecible y no deseado. Yo nunca entendí o no quise entender la razón de tanta negación.

 

-       ¿Porqué no te gustan tus cumpleaños? Pregunté con desorientación

Podrías celebrar tu cumpleaños cerca al sol y así calentamos tu corazón

 

-       No necesito al sol – me indicó

Y casí susurrando y entre voz entrecortada mencionó

-       “Extraño la comida de mi madre, sencilla y llena de amor”

¿Sabías que me gusta el estofado? Enfatizó

Mi mama hacía pescado frito, asado de carne o de pollo, porfavor.

Nunca hubo torta, támpoco regalo o celebración

¡Pero la comida! Si que alegraba mi corazón

 

Y en silencio pude percibir que la infancia abrazaba a su corazón calentándolo con amor.

 

Ironías de la vida -pensé- Y yo que creía conocerlo más de diez años

Al parecer se me olvidó preguntar, lo que le gusta o disguta en realidad

Pero nunca es tarde para aprender y conocer algo más

Nunca es tarde para satisfacer aquella curiosidad

Danilo, aquel chico de cabello negro, ojos color café y labios carnosos

Tiene una narís peculiar, que encaja en su rostro y le da personalidad

Le gusta escuchar música de los noventa y cantar en soledad

Si alguna vez tienen la oportunidad de conocerlo

Prepárense para una conversación profunda sobre temas inocuos de la vida

Se quejará del regueaton o de la generación nueva

Un debate constante del ser o no ser, según mi experiencia.

 

Este es un ejemplo de como la vida pasa sin ser percibida

Te has preguntado porque una de tus personas favoritas

Suspira, llora o ríe de tiempo en tiempo o en algún momento en particular

Quizá es momento de despertarnos y de preguntar

Al final, todos tenemos una historia que contar

Y de esta manera la vida, te mirará, sonreirá y vendrá para quedarse para siempre, donde sea que te encuentres.



 

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